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Su audición sirve para muchos propósitos como protegerle, localizar de dónde procede el sonido y ayudarle a seguir las conversaciones. Sus oídos y su cerebro constituyen un sistema y trabajan juntos. Su oído canaliza la información al sistema auditivo y su cerebro la convierte en sonido y significado.
Imagine que está a punto de entrar en una zona con tráfico. Es su cerebro el que le dice si es seguro avanzar o no. Por ello, es crucial que oiga todos los sonidos de su alrededor por ambos oídos para entender de dónde proceden. En entornos ruidosos, los dos oídos trabajan conjuntamente para mejorar la inteligibilidad del habla, lo que le facilita el acceso a los detalles importantes del entorno.
Formado por pabellón auditivo, conducto y tímpano, que es la membrana que limita con el oído medio.
Es la cavidad en la que se encuentra el martillo, yunque y estribo.
Zona más interna del sistema auditivo, formada por la cóclea, canales semicirculares o sistema del equilibrio y nervio auditivo.
Las ondas sonoras son captadas por nuestro pabellón y conducidas por el conducto auditivo hacia el tímpano, haciéndolo vibrar y moviendo a su vez nuestro sistema de trasmisión del sonido; la cadena de huesecillos, martillo, yunque y el estribo. Estas vibraciones pasan la ventana oval, moviendo los líquidos de la cóclea que estimulan las células ciliadas. Este movimiento produce un impulso eléctrico que por medio del nervio auditivo llega a nuestro cerebro, pudiendo así reconocerse el sonido.
Como se puede ver, la audición se genera en el cerebro, el oído simplemente es el medio. Cualquier alteración en la trasmisión del sonido hará que el sonido sea más débil por lo tanto tendremos una pérdida de trasmisión, sin embargo si el sonido es trasmitido con normalidad pero el oído interno no lo interpreta bien, tendremos una pérdida neurosensorial. Si tenemos la combinación de las dos pérdidas de audición, le denominaremos pérdida mixta.